GAIA

Foto: Nasa
La Tierra, la Gran Madre, Pachamama, Máma Tierra, la Diosa… Gaia.
Desde nuestra aparición en la Tierra, los seres humanos vivenciamos el vínculo biológico, energético, emocional y espiritual con la Gran Madre. Representada como la Diosa de la fertilidad, de la nutrición, de la protección, de la vida y también, de la muerte, los humanos reconocíamos que nuestra existencia y subsistencia dependía de los elementos que la Tierra proveía y cuyo equilibrio era necesario sostener.
Además de este reconocimiento sagrado, también se ha reunido la evidencia científica de que la Tierra es un SER, un súperorganismo vivo que se autorregula. Está compuesta por un tejido viviente de organismos, desde los más microscópicos hasta los inmensos océanos, bosques y desiertos. Éstos interactúan en un ciclo perfecto de materia y energía, y que genera un delicado equilibrio en la composición de los gases de la atmósfera, en la acidez de los océanos, en la regulación del clima… Es este equilibrio el que permite que la vida siga existiendo.
El tejido de la vida ocurre a nivel planetario pero también a nivel celular; los mismos ciclos de materia y energía ocurren al interior de nuestro propio cuerpo. Sólo nuestra respiración, forma parte esencial de la confabulación planetaria del ciclo de CO2; o nuestra digestión, que es parte de la descomposición y transformación de la materia orgánica, que alimenta a todos los seres. Somos parte del tejido de la vida. ¡Somos también Tierra!
Hace apenas unos cientos de años, surgió en nuestro imaginario el paradigma de la individualidad y la fragmentación; olvidamos la interdependencia e interconexión que tenemos en todos los niveles de la existencia: entre nuestro cuerpo, espíritu y mente; entre nosotros y la biodiversidad; entre mujeres y hombres; entre grupos humanos; entre nosotros y la Gran Madre. De este paradigma surgieron el patriarcado y el capitalismo, y se generaron las condiciones para destruir y explotar todas las manifestaciones de vida, humanas y no humanas.
La puerta para volvernos a vincular está al alcance de la mano. Y en Movimiento Raíz creemos que, al ocupar nuestro lugar en el tejido de la vida y recuperar conscientemente nuestro vínculo con la Tierra, se hace posible crear una nueva humanidad, en donde todas y todos tengamos una vida de plenitud y autorrealización.
PRINCIPIOS DEL TEJIDO DE LA VIDA
Nuestros principios están basados en los Principios del Tejido de la Vida
Autopoyesis
Reconocemos, confiamos y respetamos la sabiduría de todos los seres. Nuestro papel es conmovernos y acompañarnos para recuperar el equilibrio de la vida. Nos invertimos en crear una manera de habitar el mundo sin jerarquías, poderes y autoritarismos.
Simbiosis
Tenemos la convicción de que la única manera de sobrevivir es honrar la interconexión y recuperar los vínculos entre las personas y los seres vivos, y que, para lograrlo, hay que reconstruir los paradigmas que definen los modelos económicos, políticos y sociales para que cuiden del bienestar de la humanidad y del planeta.
Sinergía
Creemos en los frutos del trabajo colaborativo para integrar a personas con diferentes orígenes, historias, edades, lenguas, identidades sexuales, sueños y esperanzas. Partimos de que es vital recuperar la capacidad de experimentar amor y ternura para reconocer, aceptar y trabajar en unión con las y los otros.
